Los he visto esta mañana en el parque. Como siempre cargados de conspiraciones, fuerzas ocultas y demás pestilencias ¿esta gente no se harta?
Se entiende que con la victoria del PP se han envalentonado y ya no hay quien los pare. No os perdáis el conciertazo que han dando en el parque (ojo! que tiene sonido!)

Carga retrasada de blip

¿Quien ha sido, preguntan? Eso quisiéramos saber muchos, quien ha sido el que les ha quitado la correa.

No he podido resistirme a la comparación, en cuanto ví la noticia de los birdwatching ingleses alucinando con el avistamiento de un Gorrión español (Passer hispanoliensis) se me vino a la cabeza a nuestro ilustre Adrián Ángel Viudes, Presidente de la Autoridad Portuaria de Cartagena por su «particular» valoración de nuestros recursos naturales y su «cortesía nearthentalensis» para definir a los opositores a la construcción del macro-puerto del Gorguel (ampliación del puerto industrial de Cartagena).

Tendrá todos los matices y apreciaciones que queráis, pero no deja de ser cómico contemplar dos maneras tan tangencialmente opuestas de reaccionar. No son dos países distintos, son dos mundos, dos esquemas mentales completamente dispares.
De un lado la explotación de los recursos de modo sostenible (lo que hacen hoy lo pueden volver hacer mañana), civilizada, innovadora y, a decir en términos de estudiante de empresariales, generadora de nuevos mercados y oportunidades de desarrollo.
Del otro la mentalidad caciquil, soez, ramplona, según la cual es mundo es un lugar inhóspito y salvaje, lleno de pinchos y lagartos que entorpecen nuestro expansión industrial y nuestro «progreso«. La misma mentalidad que a fuerza de practicarla durante siglos nos ha metido en un hoyo de mierda del cual prometen sacarnos los mismos que nos metieron pero echando más agua dentro.

• La noticia de The Guardian
• La (ya mítica) entrevista a A.Ángel Viudes, APC.

Hacía tiempo que no me reía tanto con un cortometraje como con este de Ormie, especialmente con el momento de las ventosas.
Como comenta su autor: Ormie es un cerdo en todo el sentido de la palabra. Cerdo ve galleta. Cerdo quiere galleta.

Ormie se ha llevado un montón de premios, bien merecidos sin duda.

Canta Bunbury en una de sus canciones («La chica triste que te hacía reir»):

«Que no me lleven al hospital
no es que desconfie
es que no me fio de la medicina occidental
que no me lleven al hospital
si ya me encuentro mejor.»

Y me viene al pelo. Y no porque a mi suegro le acaben de operar a cuenta de la Seguridad Social. No. En este caso la operación ha sido todo un éxito: le ha costado un riñón.
Lo digo porque el viernes de la semana pasada el que «sus» escribe y suscribe este apunte se puso casi de parto: un dolor de lumbares, que empezó como el que no quiere la cosa y me llevó a estar el sábado baldao sin poder moverme. Pedí hora a una famosísima osteópata cartagenera -no diré su nombre, pero mi cuñada sabe de quién hablo- que me dio cita para el lunes.
No recuerdo un despertar de domingo tan malo en mi vida. Criminal. Sigue leyendo…