La Real Academia Española (RAE) ha aprobado hace un par de semanas un informe elaborado por el académico y lingüista Ignacio Bosque, titulado «Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer» que ha tenido cierta repercusión mediática (Público, El Mundo, El País, ABC), en el que se critica 9 guías elaboradas por asociaciones vinculadas a diferentes universidades (Madrid, Murcia, Granada, etc), la Junta de Andalucía, la Secretaría de la Mujer de CCOO, etc.
De su lectura yo desprendo algunas certezas y suposiciones varias. Entre las certezas está que al autor no le parece bien que las guías no hayan sido elaboradas por lingüistas y que las guías contravengan recomendaciones gramaticales y léxicas de la RAE, inmiscuyéndose, dice el autor, en un campo –el del lenguaje- que solo a las instituciones oficiales compete. Sin embargo, el tema que nos ocupa tiene que ver más con el uso del lenguaje que con el lenguaje en sí, lo que trasciende la labor del lingüista. Cualquier lingüista que se precie debería conocer la diferencia. Resulta curioso, y sintomático, que la RAE en su conjunto aplauda esta este informe, en todos sus términos.
El autor afirma que son muchas las coincidencias entre las 9 guías: solo la elaborada para el uso del lenguaje administrativo no sexista del ayuntamiento de Málaga es flexible en permitir el uso del masculino genérico, dice.
Afirma también el autor que las guías suelen partir de premisas verdaderas pero llegan a una conclusión errónea, de manera que da a entender que quien niega la conclusión está negando las premisas.
Esas premisas verdaderas serían: Sigue leyendo…