Personalmente me considero animal desertícola, frente al frio, la lluvia prefiero la sequía y el sol, ahora bien hay que reconocer que otoño y el invierno dan más juego fotográfico. Las nubes en movimiento cambian en paisaje muchas veces en un solo minuto, la lluvia intensifica los colores y en invierno la altura bajura del sol nos mete en el atardeceres y amaneceres largos y casi contiguos. Anímicamente es un desastre, fotográficamente es un lujo.

Cuartel de BoletesCuartel de Boletes

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