Como en los grupos de auto-ayuda estos que vemos en las películas yanquis:

– Hola, soy Alberto, y le doy de comer a los animales salvajes!
– HOLA ALBERTO!! BIENVENIDO!! TE QUEREMOS ALBERTO!!

Sí, reconozco que desde mi más tierna infancia he dado de comer a fauna silvestre. He puesto comederos y cajas nido para aves, ratones y salamanquesas en casa, en el monte cajas nido, comederos y bebederos. Algunas veces por motivos interesados (fotografía) y la más de las veces por simple altruismo. Así a lo loco, y sin discriminar entre especies, lo mismo le doy de comer a una curruca, que a dos salamanquesas, a ratones, a zorros, a ginetas… UY! ¿he dicho zorros?

No me hagáis caso. Darle pipas a un carbonero es el bien. Darle carne a un zorro es el mal e interrumpe el proceso natural por el cual los zorros deben morirse de hambre.

Dejando al margen el pitorreo con que suelo reaccionar a este tema. Sí, en un ecosistema equilibrado e ideal esta opción, la de oponerse a alimentar a la fauna silvestre, sería la opción más correcta. Sí, correcto. Pero es que hace ya mucho que no vivimos en ese mundo ideal y ni remotamente ya en un ecosistema equilibrado. Os voy a descubrir algo inaudito: vivimos en un entorno natural desequilibrado y en la mayor parte de los casos artificial, artificioso y mantenido por la intervención humana. Pretender la no-intervención en el entorno que nos rodea en pro de una supuesto equilibrio natural, es infantil, simplista y completamente ajeno a la realidad.

Buitres IBuitres I

Hace ya muchos años el movimiento ecologista descubrió esto e intervino y lucho por restablecer los muladares (espacios dedicados a arrojar cadáveres de ganadería) para permitir la supervivencia de aves carroñeras. De lo contrario la ganadería contemporánea y las medidas sanitarias extinguirían las poblaciones de aves carroñeras ¿Se ha conseguido? pues bien, viva la intervención artificial humana que ha logrado contrarrestar algo tan natural como morirse de hambre. Gracias a este intervención las poblaciones de buitres en la España no están todas en LA 2.
En Murcia sin ir más lejos, la única de población de Buitre leonado (Gyps fulvus) existente es dependiente absolutamente de los restos industriales de cárnicas «EL Pozo». Si el día de mañana de esta empresa quiebra todos los buitres de Murcia se extinguirían y los que hoy se manifiestan en contra de alimentar un zorro se echarían las manos a la cabeza por permitir que un animal que no encuentra comida se muera de hambre y se extinga.

No hablemos ya de poner cajas nido para contrarrestar la ausencia de bosques/árboles viejos capaces de ofrecer soluciones habitacionales dignas para tantas especies de aves, los refugios para murciélagos, los comederos para aves granívoras/insectívoras, los «hoteles para insectos» que anidan en la madera, o las repoblaciones forestales, etcétera, etc, etc… hay multitud, miles, de intervenciones artificiales en la naturaleza, afortunadamente, casi todas bien vistas y aplaudidas. Pero, por motivos que no alcanzo a comprender (o sí) la intervención con determinadas especies es especialmente mal vista. Si le das de comer a un petirrojo «ayudas a la madre naturaleza», si haces lo mismo con un zorro estás interviniendo en la naturaleza y «alterando el equilibrio de la naturaleza» (sic). Lo natural es que se mueran los zorros de hambre no los petirrojos.

Pero es que especialmente sangrante con el caso de los zorros que es una de las especies más perseguidas y castigadas.Y doblemente sangrante cuando estas críticas vienen además de quienes tienen por hobby salir a matar a esos mismos animales.

¿Y cual es el problema de alimentar a la fauna silvestre?
Pues obviamente si engordamos un petirrojo con sebo podemos provocarle problemas cardíacos e incluso algo de obesidad. Poco más.
Si viviesemos en el caribe y nos dedicáramos a alimentar tiburones pues podríamos hacer que estos animales se acostumbraran a acercarse a bañistas más de lo deseable. Pero en España no tenemos ni tiburones blancos ni leones. En España hoy por hoy el principal problema no lo están causando los zorros, ni las ginetas, ni los petirrojos obesos sino los jabalíes.

Según un estudio reciente de una compañía aseguradora los accidentes de tráfico con jabalíes se ha disparado en los últimos años, pero no al azar: Los meses (noviembre) y los días (domingos) en que más jabalíes se cazan el número de accidentes en carretera se dispara cuando los animales huyendo de los cazadores se meten en carreteras, pueblos y zonas habitadas donde la caza está prohibida. Aquí es donde habría que tomar medidas.

Ahora solo faltaría ver quienes son los que cría jabalíes para repoblación. Quienes los hibridan con jabalíes del Este de Europa, más corpulentos y prolíficos. Quienes construyen cebaderos de maíz en el monte para obtener beneficios económicos. Quienes cortan los caminos públicos y veredas los domingos cuando no directamente prohíben salir a pasear por el monte. O quienes han disparado el número de integrarlo y adaptarlo a accidentes mortales hasta llegar a los 50 muertos el año pasado. Lo dejo a vuestra imaginación.

Por favor, a repartir bien las culpas y responsabilidades. Que lo ideal sería no alimentar a la fauna silvestre estamos todos de acuerdo, pero no podemos ponernos tan puristas con una chorrada tan simple como alimentar un zorro hambriento cuando estamos rodeados de un entorno tan disparatadamente opuesto. El idealismo está muy bien y es muy deseable pero luego hay que saber integrarlo y adaptarlo a la realidad en que vivimos de lo contrario pecamos de simplistas e ilusos.