La verdad es que resulta triste contemplar el estupendo día que ha amanecido hoy en La Restinga (El Hierro) y ver el pueblo desierto, el puerto sin barcos, el mar hecho un plato y muerto. Pocas veces el mar de las calmas ha lucido tan oportunamente su nombre.
Lo último que leí es que no había peces en un radio de 20 kilómetros alrededor de la zona de erupción. Imaginaos lo que debe suponer eso para un pueblo que vive de la pesca y del turismo de buceo. Por si no tuvieran bastante crisis les quitamos las visitas y le metemos un terremoto cada dos días que afloje los cimientos de las casas.
Desde los pocos días de comenzar este fenómeno volcánico mucha gente empezó a criticar la falta de infraestructura tecnológica que permitiese seguir día a día lo que ocurría en la Restinga. No como en Islandia, decían, que a las dos horas tenías una webcam retransmitiendo al mundo la formación en directo de una isla volcánica.
Bueno, ya está puesta, podéis ver la webcam aquí, aunque como digo hay poco que ver. El pueblo y al fondo en el mar se aprecia una decoloración que advierte que debajo está rompiéndose algo. Poco más. Me da que esta ventana a la isla de El Hierro se parece a un tendido a la sombra: a ver si cuando el volcán empitone al pueblo me pilla conectado.