De todas las cámaras que pusimos en el campo tenía especial interés en la instalada junto al comedero para pájaros. No voy a decir que está siendo un fracaso en cuanto a visitas, pero desde luego me tiene muy sorprendido el casi nulo interés que muestran las aves silvestres por este «plato de comida». Y especialmente llamativo teniendo en cuenta que a pocos metros se encuentra el charco-bebedero que también hice para la ocasión, que cuenta también con su propia cámara y que mantiene un bullicio impresionante de aves a todas horas. Dá la impresión de que cuando un pájaro se acerca a beber, se acerca a beber, y nada más… ya puedes ponerle delante el más suculento de los manjares que solo quiere agua. Se diría que no pasan hambre por estas latitudes. El agua es otra historia. Sigue leyendo…