El otro día salí por la costa de la muela con la piragua. Hacia dia de tormenta y amenazaba lluvía, así que la playa y el mar estaban completamente vacios. Las buenas maneras indican que uno no ha de bañarse si amenaza lluvía, ¿miedo a mojarse?. Mejor para mí, todo el Mare Nostrum se convirtió por unas horas en Mare Mio.
El mar estaba agitado y había unas olas que riete tú de Port Aventura y su montaña rusa. Estuve paleando a lo largo de la costa y la isla de las Palomas, que está llena de gaviotas. Al dar la vuelta a la isla, noté que el sedal iba bastante tenso «¿Habré pescado algo y no me he enterado?«. Recogí el hilo y efectivamente, el anzuelo venía com presa, segura, fina y con alas.
Yo, que tenía depositadas mis esperanzas de autosuficiencia para la hora de la cena, fui transportado por un momento al ñoño anuncio de la tele: «¿A que huelen las nubes? ¿hasta donde llegaría el agua del mar si no fuera por las compresas super-absorbentes?»
Efectivamente, las compresas están fabricadas con un material que repele el liquido y lo envía hacia abajo, con lo que, si el liquido baja, la compresa sube y flota. Pero al margen del comportamiento fisico de las compresas, intentaba imaginarme la situacion en la cual una señora/señorita acaba tirando por la borda semejante cacharro. Todavía no sé que panorama es mas triste, si el mar lleno de compresas flotando o una señora/señorita tirando por la borda su poca verguenza.
Cuando ya de noche llegué al Portus, lloviendo, los vecinos desde sus casas me miraban extrañados. Todavía resulta extraño que alguien salga al mar en dia de lluvia, y la gente murmura: «Mira ese, trae una bolsa de plastico llena de basura del mar!! Está loco!!»