Reconozco que de primeras el movimiento #nolosvotes y todas sus ramificaciones posteriores (#acampadasol) ó anteriores (#sinde) lo recibí con bastante (mucha) cautela. Y todavía me queda algo de ese regustillo amargo. Desconfianza, recelo. No sé.
Que quieren que les diga, de donde yo vengo, cuando una persona ó un colectivo vocifera, presume y se jacta de «apartidista e independiente» y de lo mal que lo hacen todos los políticos, o una de dos: o es un dictador fascista disculpando el golpe de estado que está a punto de dar ó es un resabidillo trepa a punto de montar otro partido político.
Carga retrasada de youtube
Pero mira, pasa el tiempo, el tema va fraguando, parece concretarse y pasa de ser algo más que un manojo de intenciones digitales a materializarse en algo tan analógico como una acampada en plena via pública que es todo lo que necesitan nuestros políticos para desatar sus anhelos de dialogo, sus tolerancias, sus pluralidades políticas en forma de furgones llenos de antidistubios apalizando manifestantes.
Lo que iba a ser una pacífica manifestacion festera en La Puerta del Sol ninguneada por la prensa y prohibida por la Junta Electoral bajo el Orwelliano
La Junta Electoral de Madrid cree que la petición del voto responsable a la que se refieren los convocantes «puede afectar a la campaña electoral»
se ha convertido poco menos que un fin en si mismo ¿porque hay que salir a la calle? porque no quieren que salgas.
No sé como terminará todo este movimiento, si se disolverá con el tiempo después de las elecciones, durará hasta las generales con mas mejores fuerzas o se transformará en algún partido humanista, pero sea lo sea creo que los acontecimientos de los últimos dias les ha justificado plenamente. Me alegro de su existencia, me alegro de su éxito y disfruto de la evidencia patética en que está dejando a muchos de nuestros profesionales de la política. Otra vez.