Una de las últimas llegadas al comedero es este mirlo «shaolín«, con la cabeza calva completamente y que espero un día sea el ganador de algún concurso de aves feas.
En realidad esto de los «mirlos calvos» es menos raro de lo que podría parecer. Los túrdidos, entre los cuales se encuentran los mirlos y zorzales, tienen la extraña «habilidad» de desprenderse de un buen montón de plumas si se sienten en peligro. De forma parecida a lo que les ocurre a las lagartijas con sus rabos, estas aves pueden en situaciones extremas desprenderse de multitud de plumas pequeñas que con el batir de alas y el ajetreo del ataque de un predador distraigan y desconcierten suficiente al atacante como para dar una oportunidad de escape. Sigue leyendo…