Ya lo he comentado alguna vez, me encantan «las láguenas«, unas arcillas de color ( mayormente azules pero también verdes, amarillas, rojas ) muy comunes por el Sureste y normalmente visibles allí donde la erosión descarna el suelo.
Resulta muy mágico andar por el monte y llegarte a encontrar rincones donde el cielo es blanco, el suelo azul y la vegetación amarilla. De repente te sientes como El Principito recién aterrizado en un planeta donde algún gigante a desplazado el Hue por un juego caprichoso.
Y es que hasta un pedazo de suelo al sol es más coherente con sus bases que las directiva del PSOE/CIU con las suyas. Dentro de 40 años seguirán diciendo lo mismo.