Otro de esos rincones con encanto de la Sierra de la Muela, la rambla de las Agüicas y Fuentevieja, y coronada por esta curiosidad del paisaje geológico, un estrecho de areniscas cavado en el lecho de la rambla a fuerza de escorrentías de agua y coronado por un soberbio pedrusco.
La rambla de las Agüicas es una de que desaguan el agua que cae en La Muela hacia la rambla del Portús y con diferencia la que más agua mueve y, sobretodo, la más constante. Solo veranos realmente secos han llegado a a vaciar por completo sus charcos de agua que, normalmente, aguantan a el duro verano con pequeños charcos que se convierten en el último refugio de Disticus, Zapateros de agua, Charas, Culantrillos, etc.
Todo el suelo de la rambla está excavado sobre una superficie de arenisca y conglomerado por la que constantemente se esconde y asoma el agua formando charcos, pozas (algunas de cierto tamaño) y muy excepcionalmente (solo poco después de las lluvias intensas) auténticas corrientes de agua.