Esto de la fotografía es una crisálida de procesionaria.
Hacia la primavera, cuando las temperaturas empiezan a subir las orugas bajan de los pinos donde han estado alimentándose y marchan en procesión a enterrarse.
Buscan un lugar en el pinar donde el suelo esté caliente y se entierran, convirtiéndose en crisálidas y comenzando la metamorfosis de la cual emergerá la polilla de la procesionaria.
A partir de ese momento las Abubillas (Upupa epops) como un reloj comienzan a mostrar gran interés por meterse en los pinares. Lo que antes eran ásperas orugas ahora son jugosas crisálidas, solo hace falta saber encontrarlas. Algo que parece se les da bastante bien a las abubillas.
Ignoro la «técnica» mediante la cual estos pájaros son capaces de descubrir un insecto inmovil, invisible e innaudible enterrado en el suelo, pero lo consiguen y con la suficiente eficacia como para que durante una buena temporada las crisálidas de procesionaria supongan buena parte de su dieta diaria.
Como muestra esta, tres abubillas pero con la misma presa. De todas las fotos que tengo de abubillas portando comida, la mitad son crisálidas de procesionaria y de la otra mitad creo que un buen montón son también crisálidas, solo que sin la «cascara roja» que las protege, que es lo único que la abubilla no se come.