Érase una vez un pequeño picapinos que volaba de árbol en árbol buscando orugas y otros bichicos para comer. Toctoctoc, toc toc toc… Se oía en todo el bosque, cuando golpeaba con su pico los troncos de los árboles.
– ¡Fuera de aquí! -le gritó un carbonero- … ¡que despiertas a mi familia!
Y el picapinos se marchaba a otro árbol… Toc toc tocotoc….
– Ya está otra vez aquí este follonero -decía un herrerillo- pero, ¿no ves que es muy temprano? Sigue leyendo…