Después de las últimas lluvias y para proteger un poco más el objetivo de cámara del comedero, puse un filtro fotográfico de gelatina justo delante del objetivo. Es un filtro amarillo casi completamente transparente, pero al estar colocado dentro de una caja oscura desde el exterior hace las veces de espejo. Esta mañana se ha grabado a una de las cotorras que visitan el comedero de forma graciosa curioseando su propio reflejo.
Desde que empezaron a llegar al comedero las llevo observando con detenimiento ya que tienen comportamientos realmente curiosos y que las distinguen claramente de otras aves.
Una de las cosas que más me llamó la atención al principo es la falta de apetito que muestran, es decir: la mayor parte (todas) las aves que llegan al comedero lo hacen por hambre y vienen a comer, a ratos incluso con autentico frenesí. Si no tienen hambre no vienen e incluso evitan el comedero. Las cotorras, si bien ahora empiezan a relacionar comedero-comida, comenzaron a llegar con un aparente desinterés por la comida. De hecho, verlas comer era casi extraordinario y cuando alcanzaban a coger una pipa no mostraban mucho empeño en devorarla. Lo común era que se quedasen en el comedero o en los tenderetes de la ropa acurrucadas al sol viendo el paisaje, como auténticos jubilados.
Muestran una curiosidad extrema por absolutamente todo lo que hay en el comedero y alrededores. La semana pasada desconectaron la cámara a base de trepar por el tripode de aluminio que la sujeta y tirar de los cables. Muerden la madera del comedero, las cuerdas que lo tensan, el tubo de acero, las plantas de las macetas e incluso a los gorriones si se dejan, ellas lo intentan.
Resulta también muy llamativo ver como se ayudan de las patas prensoras tanto para devorar un cacahuete como para llevárselo al pico sin tener que agacharse ó para empujar en la cabeza a otra cotorra que se lo quiera quitar. Otra características muy llamativa y que distingue a estas aves del resto es su capacidad para andar hacia atrás, de espaldas, algo que puede llegar a resultar muy cómico que pero que ellas utilizan con «inteligencia»: la semana pasada pude grabar a una expulsando a los gorriones del comedero, y para atacarlos, en lugar de lanzarse hacia ellos de cabeza dejando ver sus intenciones, se les acercaba andando hacia atrás, dandoles la espalda hasta estar suficientemente cerca como para que el gorrión se librase por los pelos las plumas.