miércoles, 8 de octubre de 2008 (Hace más de 1 mes)

Después de las últimas lluvias y para proteger un poco más el objetivo de cámara del comedero, puse un filtro fotográfico de gelatina justo delante del objetivo. Es un filtro amarillo casi completamente transparente, pero al estar colocado dentro de una caja oscura desde el exterior hace las veces de espejo. Esta mañana se ha grabado a una de las cotorras que visitan el comedero de forma graciosa curioseando su propio reflejo.

Desde que empezaron a llegar al comedero las llevo observando con detenimiento ya que tienen comportamientos realmente curiosos y que las distinguen claramente de otras aves.

Una de las cosas que más me llamó la atención al principo es la falta de apetito que muestran, es decir: la mayor parte (todas) las aves que llegan al comedero lo hacen por hambre y vienen a comer, a ratos incluso con autentico frenesí. Si no tienen hambre no vienen e incluso evitan el comedero. Las cotorras, si bien ahora empiezan a relacionar comedero-comida, comenzaron a llegar con un aparente desinterés por la comida. De hecho, verlas comer era casi extraordinario y cuando alcanzaban a coger una pipa no mostraban mucho empeño en devorarla. Lo común era que se quedasen en el comedero o en los tenderetes de la ropa acurrucadas al sol viendo el paisaje, como auténticos jubilados.

Muestran una curiosidad extrema por absolutamente todo lo que hay en el comedero y alrededores. La semana pasada desconectaron la cámara a base de trepar por el tripode de aluminio que la sujeta y tirar de los cables. Muerden la madera del comedero, las cuerdas que lo tensan, el tubo de acero, las plantas de las macetas e incluso a los gorriones si se dejan, ellas lo intentan.
Resulta también muy llamativo ver como se ayudan de las patas prensoras tanto para devorar un cacahuete como para llevárselo al pico sin tener que agacharse ó para empujar en la cabeza a otra cotorra que se lo quiera quitar. Otra características muy llamativa y que distingue a estas aves del resto es su capacidad para andar hacia atrás, de espaldas, algo que puede llegar a resultar muy cómico que pero que ellas utilizan con «inteligencia»: la semana pasada pude grabar a una expulsando a los gorriones del comedero, y para atacarlos, en lugar de lanzarse hacia ellos de cabeza dejando ver sus intenciones, se les acercaba andando hacia atrás, dandoles la espalda hasta estar suficientemente cerca como para que el gorrión se librase por los pelos las plumas.

lunes, 6 de octubre de 2008 (Hace más de 1 mes)

Aprovechando que alojamiento de Cuaderno de Campo estaba a punto de caducar he optado por trasladar el contenido de esta web al servidor de casa. Asi es que desde esta mañana es mi propio ordenador el encargado de servir las páginas de este blog.

Es de suponer que se notará algo en la velocidad de transferencia, a cambio puedo jugar con todas las combinaciones y configuraciones que permite Apache y empezar a banear a tanto spam y robots.

Una vez que termine de ajustar el funcionamiento del servidor confio en que el rendimiento sea similar (sino mejor) al que teniamos hasta ayer, mientras tanto perdonad el incordio.

domingo, 5 de octubre de 2008 (Hace más de 1 mes)
Mosquito

Martin Gardner explicaba en uno de sus libros hace años un experimento consistente en medir la distancia que separa en personas a dos individuos cogidos al azar. El experimiento (que ignoro si realmente se llevó a cabo algún dia ó era simplemente una elucubración) consistía en lo siguiente:
A una persona, escogida a la azar se le entregaba una carta dirigida a otra persona elegida a al azar. Ambos, remitente y receptor podían vivir en cualquier parte del mundo. A la primera persona se le entregaba la carta diciendole algo como: entregala a su destinatario (si lo conoces) ó a quien considere que esté mas cerca de conocerlo. Con estas instrucciones la carta iba pasando de mano en mano, de buzón en buzón. El experimento trataba de averiguar por cuantas manos debia pasar esta carta antes de llegar a su destinatario. Según Martin Gardner, la susodicha carta debía pasar por la sorprendente baja cifra de 6 manos. Según esto podriamos decir que cualquiera de nosotros conoce a todo el planeta con tan solo 6 grados-amigos de separación.

Recientemente otro estudio rebaja esta cifra a la mitad, gracias entre otras cosas, al auge de las nuevas tecnologías los grados de separación son, según O2, de tan solo 3 personas. Alguno dirá que eso es un disparate, pero que se espere y lea… todavía podría ser más bajo:

Wladimir es científico y vive Brasil. Curiosamente pasó recientemente por aquí tras asistir a uno de esos congresos mundiales que estudian la relación entre propagación de enfermedades y el clima (vamos, la juerga padre). Como buen científico, conoce a otros científicos en otras partes del mundo, en concreto a uno que vive en Oxford y que estudia la enfermedad de la lengua azul que parece que es una enfermedad transmitida por mosquitos. Este hombre, el de Oxford, para ilustrar uno de sus trabajos decidió darse una vuelta por Flickr a la busqueda de fotografias que poder utilizar y dió con una que ya publiqué hace tiempo por aquí. La sorpresa le vino cuando se pone a ver fotos mias en Flickr y descubre en una de ellas a su colega Wladimir que vive en Brasil, entre las fotos que el otro día subimos a Flickr: Pussy!! (debió decir) el mundo es un pañuelo y está cosido por 3 hilos!!

Postdata aguafiestas: Según lo anterior dos completos desconocidos si pueden estar a menos de 3 grados de separación, curiosidades de la vida: las fotografias de la cena que en las que aparece Wladi y colgadas en Flickr fueron hechas y publicadas por Merche. Dos dias antes de la cena habiamos ella y yo habiamos intercambiado nuestros móviles, de tal manera que durante la cena, cuando ella creyó estar enviando las fotos a su cuenta en Flickr en realidad las estaba enviado a la mia (que además está configurada para publicar de forma automática en Cuaderno de campo).
Gracias a este error, los grados de separación siguen siendo 3 y no 2.

Cuaderno de campo es un blog desarrollado y mantenido por Trebol-a y en el que escriben Trebol-a, Miguel, Merche y Mónica
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