Si yo fuese director de cine estaría contento con las nuevas tecnologías a mi servicio, si fuese actor no, claro.
Ayer fuimos a ver Los Increibles, la ultima de PIXAR.Llegados a este punto, en el que no parece ser necesario seguir demostrando de lo que son capaces de hacer los ordenadores, nos podemos recrear en la pelicula en sí misma, en su argumento. Y eso siempre es bueno. O al menos mejor que el espectaculo circense de ver hasta que punto la infografía es capaz de imitar a la fotografía, que es, por ejemplo, lo que le ocurría a la Final Fantasy.
Volvermos al punto de partida, la pelicula como una manera más de contar algo. Solo que ahora, la diferencia es que se puede hacer sin ningun tipo de trabas. El actor hará exactamente lo que quiera el director, las luces iluminarán justamente como queramos, las explosiones ocurriran en el momento justo y con la precision deseada, la camara… pues donde te dé la gana.
Alguno me dirá que la gracia del asunto es precisamente eso, la direccion del direccion, el montaje, la interpretación, la fotografía… pero acaso ¿ ha dejado eso de existir ?
El programa de software imita el comportamiento de la luz (hasta niveles sorprendentes, sino ved el corto de los coches que precede a la peli) pero no ilumina una escena. Sigue siendo necesario un técnico en iluminación. Solo que ese técnico dispone ahora de TODAS las luces del mundo. Un monigote en 3d no gesticula ni se mueve, es necesario todo un equipo, de hasta 100 personas para modelar, animar, texturizar, expresion facial, etc…
Por fin, ahora, estamos en condiciones de quitarnos el lastre que suponen las imposibilidad fisica de mover una camara a 450 km/h por un escenario de bosque, o los caprichos de un actor consagrado. ¿Quieres contar una historia? ¿que quieres contar? ¿tienes ordenador?, es la democratización salvaje del cine, y como en tantas otras cosas, habrá obras maestras y auntenticas patochadas.