…sigo clamando en el desierto, pero insisto.
Escribe Brucknerite en su blog acerca de las mentiras de ABC imprime en su infumable portada del otro día sobre las manifestaciones del #15O. Y tiene razón, ABC miente.
Pero el problema no es que ABC (u otro) mienta, interprete, seleccione, manipule, tergiverse (ponga Vd. aquí su eufemismo)… el problema es que nosotros nos empeñamos en escandalizarnos cada vez que lo hacen porque (vaya usted a saber porque peregrino motivo) partimos de la base de que un periódico es/debería ser una empresa asentada sobre un cimientos ético-morales alienígenas, ajeno por completo a la sucia y mundana realidad que y rigen el resto de actividades económicas y/o empresariales en las que vivimos.
¿Porqué? Ignoro el motivo. Ese chipirrifláutico mundo de fantasía periodística solo lo he visto en los spots y anuncios corporativos que emiten los propios interesados. En el MundoReal ® no lo he visto nunca, no espero verlo y, si lo pienso tranquilamente, creo que no tengo más interés en leerlo del que pudiera tener en leer la bondades nutritivas del las galletas MARÍA en una caja de galletas MARÍA.
Buena parte de estos sustos nos los evitaremos el día que tomemos conciencia (de verdad de la buena) de que la prensa, en general, un periódico, no es más que un negocio, otro, que vende noticias, sucesos, alarmas, sexo, aristocracia, ideología, bragas, power-balance o coleccionables de dedales de cerámica victoriana.
Cualquier otro valor moral/social/político añadido al hecho periodístico de narrar una historia por escrito está fuera de lugar y resulta completamente ficticio y artificial.
A nadie con dos dedo de frente se le ocurría pedir cuentas a ZARA si pillamos una pulmonía por la última camiseta de nailon que le compramos en pleno mes de Noviembre, no, claro, todos tenemos claro que ZARA no está para velar por nuestra salud, sino para vendernos camisetas. Pero de repente, cogemos un periódico, le otorgamos una credibilidad a todas luces inmerecida y nos escandalizamos por su falta de credibilidad.
Como decía aquel: que las evidencias no te engañen, si es blanco y va en botella será Coca-cola.