Hace dos días fui como hago regularmente (cada 1 o 2 días) a «dar una vuelta» a una de mis cámaras de mis Nikon que tengo en el monte fototrampeando. Es una cámara Nikon, con un trípode más otros dos trípodes para sus correspondientes focos de leds mas todo el resto de parafernalia que uso para realizar los vídeos que podéis ver de vez en cuando por aquí: pilas y baterías, sensores, cables, soportes, etc…
Cuando ya llevaba un rato allí me llamó la atención un papelito junto a la cámara que no me sonaba haber dejado anteriormente. Lo abrí y descubrí la nota podéis leer (protegida la privacidad del autor) a continuación:
La primera sensación es de acojone y maldición. La segunda de alivio y esperanza en la humanidad. Luego viene la frustración al descubrir que un sitio que te gustaba y creías «virginal» no es tal y toca recoger los bultos e irse «con la música a otra parte«, ya sería tentar mucho la suerte.
Es la primera vez (o al menos la primera constancia que tengo) en que alguien que ha descubierto una de mis cámara. Anteriormente sólo en una ocasión creo que cabe la posibilidad que alguien viera la cámara y la respetase, por probabilidades más que nada, no tengo pruebas: la cámara estaba atada al pie de un almendro y podaron el almendro sin tocar la cámara. Parece difícil sí, pero cabe la posibilidad de que mirando las ramas de arriba no mirase el tronco de abajo (sobretodo porque era un almendro entre varios cientos que se podaron ese día) y un podador se entretiene unos 30 segundos por árbol.
La realidad es mucho más cruda, hasta ahora y sin contar este último he tenido cinco robos con tres recuperaciones que os cuento por si a alguien sirve de algo.