El otro día llegando a la altura del campo de Cartagena cumplíamos los 3.333 ktms de viaje y 33 kms más tarde ya estábamos de vuelta en casita después de una semanita por Galicia. Nos dejaron una casa en El Ferrol y desde allí hemos estado recorriendo las rías altas hasta casi Asturias y hacia abajo hasta el mismísimo Finisterra, los alrededores de la ria de Ares, los interiores de las fragas del Eume y comiendo y bebiendo como si se fuera acabar el mundo el día 27.
Nos ha hecho un tiempo excelente. Mejor que en Cartagena (claro, si admitimos que buen tiempo es sinónimo de no-lluvia, que es muy discutible) y estando como estamos prácticamente fuera de temporada las carreteras y el monte estaban desiertos. Eso sí, reconozco que las manías y prejuicios que tenía cuando me fui siguen ahí atrancadas e incluso diría que con salud mejorada.
Uno de los reproches que más frecuentemente se les hace los gallegos es su consabida habilidad para responder a una pregunta con terminos difusos, poco claros, vagos, cuando no directamente te responden con otra pregunta y te vuelves con más dudas de las que tenías antes de hacer la pregunta. Esto es una verdad incuestionable y salta a la vista según entra uno a Galicia.
Llegando, a pocos metros ya de casa nos fuimos haciendo cargo de la que nos esperaba cuando leimos un cartel de tráfico que apuntaba a OSINO. Madre mía! -dije yo- sino se ponen de acuerdo en algo tan simple espérate que digamos de ir más lejos, la respuesta a la gallega no se hizo esperar, el siguiente cartel decía A Coruña O Ferrol, – Gensanta! ¿Es que no saben ni pa donde van las carreteras? –
Estos son algunos de los sitios que visitamos y algunas de las fotos.