Imaginemos que los niños/as «objetivo» (que pueden ser los de uno, o los vecinos, o unos alumnos/as) no responden al cariño y las buenas palabras (Límite Primero); que tampoco responden cuando les hablamos seriamente (Límite Segundo)… Ahora los niños/as deben saber -y se lo vamos a decir- que cuando pasan de estos límites nosotros lo pasamos mal, nos enfadamos o dejamos de quererlos (Límite Tercero).
En función de la gravedad de lo que los críos han hecho… Sigue leyendo…