Tan importante como no saltarse el orden de ninguno de los límites a los que nos referimos -1: Miel y Rosas; 2: La Voz Cavernosa; 3: El Chantaje Emocional; 4: Bloqueos y Castigos varios; 5: El cachete Educativo, pasando del primero al quinto y solo cambiando de orden cuando esté justificado, es decir, tras reflexionar-, tan importante como esto, digo, es saber cambiar de un límite a otro cuando vemos que éste está agotado. Si, pongamos por caso, el niño quiere que le compres una chuche, e insiste e insiste, y no atiende a las llamadas de atención cariñosas y a las explicaciones rutinarias (Ej: Ahora no; no es el momento; no puede ser, que se te picarán las muelas, etc) ni a los desvíos de atención (¡mira que perrro más chulo!; ¡vamos a jugar a la pillá!, etc) y el niño/a berrea, no insistamos más, el límite primero ha sido sobrepasado: es el momento de pasar al segundo.
Límite Segundo: La Voz Cavernosa Sigue leyendo…