El paraiso de las Hortensias, de las fuchsias y de mucho más…, aquello es un puñetero jardín, si como a mí, te gusta la jardinería y la botánica en las islas Azores disfrutas como un crio. El domingo, despues de 3 vuelos consecutivos (Horta-Lisboa, Lisboa-Madrid, Madrid-Alicante) volvimos con un agradable recuerdo y un montón de fotografias.

Como El Hierro, las Azores son 9 islas de origen volcánico, pero más volcánicas si cabe (actualmente en la isla de Faial celebran el 50 aniversario de la erupción del Volcan de los Capelinhos), en alguna de ellas se pueden visitar (nosotros no lo hicimos) pequeñas fumarolas y practicamente todas tienen uno ó más crateres en sus rutas turísticas habituales.

A poco más de dos horas de vuelo desde Lisboa disfrutan de un clima envidiable, con lluvias y temperaturas suaves durante todo el año (incluidas las subacuáticas), lo que sumado al excelente suelo de lava volcánica (permeable y rico y en potasio), hace que si te cansas de una maceta y la tiras por la ventana crezca más y mejor que si la cuidase el mismísimo jardinero del Palacio Real. Allí (y no es una forma/exageración al escribir) cuando salen a desbrozar, a quitar la mala hierba de la puerta, se dedican a arrancar helechos arborescentes, gladiolos, fuchias, pythosporum, amarillis, clivias, hortensias, jenjibre blanco, iris, bambú, lirios, etc etc etc… Cada vez que veía un desbroce me ponía malo: «Dios!! acaba de arrancar 500 euros en macetas!!«.

Claro, todo sea dicho. No son especies nativas sino invasoras, introducidas por los portugueses que seguramente no esperaban que lo de lanzarlas por las ventana les fuese a sentar tan estupendisimamente bien (ahi laderas de cañas, de caña común, la de nuestras ramblas, que de lejos parecen praderas de cesped).

Si no fuese por esto y por los terremotos y los volcanes (viendo sus historial es difícil no acordarse del tema «Añoralgias» de Les Luthiers) , las islas Azores serían casi vírgenes. La vegetación es sencillamente exhuberante, casi tropical. Bosques de laurisilva que llegan hasta la linea de costa e impenetrables en su interior, grandes praderas de pasto bordeadas de Hortensias y arroyos que se cuentan con los dedos de una mano (y sobran 4). Hay zonas (pico Carvao) en que pareces pasear por una postal ó por un escenario de dibujos animados: todo de variados tonos de verde, floridos setos, perfectos arbolitos recortados en el horizonte, cielos inmaculadamente azules, redonditas nubes blancas y en medio una vaca esperando al lechero, que por cierto vá a caballo.
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