El acuario está asilvestrado.
Ahora está bonito si (la foto es de esta mañana), pero está a un pelín de convertirse en una maraña impracticable de plantas.
Desde que empezó el verano, hace ya demasiado, que apenas lo atiendo. Suspendí todos las rutinas de abonado, incluida la inyección de CO2. Saqué a los peces a la pila del patio, donde a la sombra el agua se mantiene en unos 24-25 grados, algo bastante mas soportable para los bichos que los 30 del acuario.
Nota curiosa: desde que saqué a los Otoncinclus (unos peces vulgarmente llamados «come-algas», y que el personal mete en los acuarios para controlar el crecimiento de algas), las algas no han variado en absoluto. Pocas pero sigue habiendo, con lo cual la utilidad de estos peces para controlar las algas es bastante dudosa. Son unos peces de un comportamiento curioso cuando forman pareja. Se hacen completamente nocturnos y en mas de una ocasión los he dado por desaparecidos (muertos) porque resultan extremadamente dificiles de ver. Como ademas, aguantan mucho antes de huir confiando en su camuflaje. Remover el acuario buscandolos es facil que no dé resultado, porque puedes cogerlos con la mano que no se inmutan (en una ocasión ví a uno al que se le estaba subiendo literalmente encima un caracol y no se movía). Son simpaticos estos peces, pero de hay a meterlos para combatir las algas, me parece una exageración.