En estos días de proto-primavera se debe salir al campo a tomar el sol y pasear por entre los almendros, y si uno tiene suerte y estando en estas le sopla una racha de viento, de esas que arrastran miles de pétalos blancos sobre su insigne figura debe actuar rápido y echando la mano izquierda sobre pecho comenzar a marcar pasos firmes, altivos, mientras que bate la otra mano al aire, por encima de su cabeza, y dice algo como: «Gracias chusma, gracias, no lo merezco!!«

     
  Suelo cubierto de pétalos  
  Suelo cubierto de pétalos  

Pero sobretodo esté atento, porque si esa racha de viento la provocaron los perros del dueño de la parcela conviene no entretenerse mucho en salir cagando leches, que es lo que me pasó a mí hace unos dias mientras hacía esta panorámica (aqui para ver esa parcela de almendros a 360º).
Ante todo no pierda la calma, conserve la compostura, no pierda la clase, y si ha de salir corriendo recuerde hacerlo siempre con estilo: corra cual gacela, espalda recta, levante la rodillas, la barbilla erguida y sin dejar de tararear «Carmina Burana, de Carl Off«.
Nos podrán arrebatar nuestra libertad, y nuestros salarios, y nuestros trabajos, y nuestra educación y nuestra sanidad, y nuestra libertad de expresión, pero nunca nos podrán quitar nuestro derecho a tararear canciones.