Hasta la fecha, cada vez que al salir de viajes repasábamos el equipaje para no olvidar nada, de forma machacona yo repetía «bueno, si nos olvidamos de algo siempre podemos comprarlo en el destino, que nos vamos a la selva!!«. Por fín dejó de tener sentido la dichosa frase y por fín esos pantalones de explorador selvático que viste todo el que ha pasado por Decathlon iban a tener razón de ser.
La reserva faunística de Cuyabeno está situada al este de Ecuador haciendo frontera con Colombia y Peru. Es el comienzo de la selva Amazónica que se desarrolla prácticamente desde el pié de los Andes hasta costa este de Sudamérica. Es decir se encuentra en el extremo opuesto de las islas Galápagos, y más de un sentido.
Galápagos es árido y seco, Cuyabeno es húmedo y lluvioso. En el primero se estudia la colonización de nuevos territorios y como las formas de vida van evolucionando en ellos, en el segundo hasta que punto esta evolución llega a producir individuos hiper-especializados. Las islas son un terreno abrupto y montañoso de roca volcánica incapaz de retener agua y formar cursos permanentes de agua, la selva es un inmensa llanura donde el suelo apenas tiene consistencia para mantener en pie gigantescos árboles y donde el agua dulce es tan abundante que es casi el único medio de transporte posible. En uno podremos recrearnos fotografiando la fauna que posa complaciente delante de nuestras narices, en el otro no hay manera de mantener contacto visual con ningún animal más allá de unos segundos.
Sí, ambos están en el mismo país, pero son dos mundos completamente distintos. En de la provincia de Galápagos está pensado para cuidar y mimar al turista, al científico y proteger el entorno. En de la provincia de Sucumbios conviene andarse con cuidado de a donde/como/cuando se va. Uno puede meterse en situaciones potencialmente peligrosas no solo con las anacondas, o enfermedades verdaderamente desagradables sino con grupos de personas armadas con pocos reparos a la hora de ponerte el fusil en la cara.