Una pintura rupestre en todos los sentidos: por técnica, por situación, por materiales y por autor (para que nos vamos a andar con remilgos) pero sobretodo por antigua.
La realizó mi padre, como se indica, allá por el 14 de Julio de 1974 ( manten aqui el ratón un instante para cambiar la imagen ) en unas de nuestras visitas al castillo de La Atalaya (cerca de casa) y la ubicó intencionadamente en lugar poco accesible (observa que por encima no hay nada), y lo hizo tan bien que, 36 años más tarde, alli sigue. En ese tiempo el castillo ha perdido escaleras, muros y suelos. Para compensar a ganado en porqueria y en visitas.
Casi desde entonces apenas he subido mas que un par de veces por el castillo, la última hace un par de años y fuí casi exclusivamente para hacer esta foto. Recordaba perfectamente donde estaba la «pintada» y queria conservarla en una foto antes de que se caiga el muro que la sostiene. Pocas cosas duran tanto tiempo, bueno, sí, yo le gano, hoy cumplo 43 añitos gracias a que como la pintada ambos estamos hechos con la misma buena intención, buenas maneras y por la misma buena persona.