Es cierto que falta comunicación entre médicos y pacientes. Es uno de los defectos fundamentales de la medicina, no sé si de la occidental pero al menos sí de la pública.
Esto acarrea numerosos problemas que, si no fuera porque son de risa en muchos casos, serían dramáticos. Ayer tuve la suerte de charlar con un médico amigo, y saqué en claras algunas cuestiones. Sigue leyendo…
Cómo poner correctamente un supositorio
sábado, 12 de septiembre de 2009 (Hace 71 dias)Malpaso, 1500 mts
viernes, 11 de septiembre de 2009 (Hace 72 dias)Por aquí abajo deberían verse Lanzarote y la Gomera, pero la niebla es muy densa. Aquí arriba lo mismo te achicharras que tiritas de frío.
Ya estuve aqui antes
miércoles, 9 de septiembre de 2009 (Hace 74 dias)Primer día en la Restinga, primera parada a tomar una cerveza. Abro la carta del bar para leerla, y me encuentro con una foto, … Como me suena esta foto! ( Ver dos apuntes más abajo ). Empezamos bien.
El Hierro, parte II
lunes, 7 de septiembre de 2009 (Hace 76 dias)En unas horas salimos para Madrid, pocas horas despues volamos a Tenerife y de allí a El Hierro. Si todo vá como debe, hoy ceno en Cartagena y mañana estaré comiendo en la Restinga (soy un poco paleto para estas cosas, y no termino de acostumbrarme a desplazarme tantos kilómetros en tan poco tiempo)
Unas ván a ver a Pancho, otros haremos el idem: chapuzón, desierto de Orchilla, chapuzón, cerveza, goto chapuzón.
Les dejo en buenas manos, las suyas propias, pero no se toquen mucho que se quedan calvos… lo digo por experiencia. Mandaré fotitos por aqui.
... y otros animales (II)
viernes, 4 de septiembre de 2009 (Hace 79 dias)Uno de los primeros nombres (títulos) que barajé cuando inauguré este «Cuaderno de campo» fué el de «Mi familia y otros animales«, por muchos motivos, pero básicamente por que me sentía muy identificado (representado) por el autor del libro (Gerald Durrell) y porque definía perfectamente la temática hacia la que quería enfocar este blog.
Finalmente se quedó en un simple «Cuaderno de campo«, más abstracto, como un saco en el caben muchas cosas, diversas.
«Mi familia y otros animales» narra el descubrimiento naturalista en la infancia del cientifico inglés en la isla de Corfú a finales de los años 30, y sigue plenamente de rabiosa actualidad.
Extraido de su Capítulo 7, La villa color narciso:
San Spiridion era el santo patrón de la isla. Su cuerpo momificado se veneraba en la iglesia en un ataúd de plata, y una vez al año era sacado en procesión por el pueblo. Era muy milagrero, y podía conceder favores, curar enfermedades y obrar otros mil portentos si la petición le pillaba de buen ánimo. Los isleños le adoraban, y uno de cada dos hombres de la isla se llamaba Spiro en su honor. Hoy era un día especial; al parecer, se abría el ataúd y se permitía a los fieles besar los pies embabuchados de la momia, y hacerle las peticiones que quisieran. La composición del gentío mostraba cuánto le amaban los corfiotas: allí estaban las ancianas campesinas vistiendo sus mejores ropas negras, y sus maridos encorvados como olivos, con sus anchos bigotes blancos; los morenos y musculosos pescadores, tiznadas sus camisas de la oscura tinta de las sepias; y también los enfermos, los retrasados mentales, los tísicos, los inválidos, viejos que apenas podían andar y niñitos envueltos y liados como gusanos en su capullo, con sus caritas pálidas como la cera congestionadas de tanto toser. Había incluso unos cuantos pastores albaneses, mocetones bigotudos de aspecto salvaje, con el cráneo pelado y enfundados en grandes pieles de borrego. Esta sombría y variopinta cuña de humanidad avanzaba lentamente hacia la negra puerta de la iglesia, arrastrándonos consigo como pedruscos incrustados en un río de lava. Ya a Margo la habían llevado muy por delante de mí, mientras Mamá quedaba a igual distancia a mis espaldas. Yo estaba firmemente atrapado entre cinco gordas campesinas que se apretaban contra mí como almohadones despidiendo olor a sudor y ajos, y Mamá estaba empotrada sin remedio entre dos enormes pastores albaneses. Poco a poco nos hicieron subir los escalones y entrar en la iglesia.