miércoles, 18 de febrero de 2009 (Hace 304 dias)

Bueno, aunque no lo parezca seguimos por aqui.
La pareja de Agapornis que tengo, uno de los cuales (la hembra) capturé en el comedero han vuelto a criar. El anterior intento fracasó, muy probablemente debido al frio. Cuando ví que la hembra salía cada vez con mayor frecuencia, decidí abrirlo y encontré un solo huevo, congelado y con embrion a medio desarrollar (despues de 1 mes de incubación). Asi es que aprovechando las circunstancias, cambié el nidal por otro más grande, en formato horizontal y con cámara incorporada que me permita ver que pasa dentro sin tener que abrir.

[blip.tv http://blip.tv/play/ge4t7dtXAg] Al dia siguiente de instalar el nuevo nidal tuve que volverlo a desinstalar. Por exceso de confianza instalé la cámara al alcance del pico de los Agapornis, lo que les permitió que cortaran los cables. En el nidal 2.0 puse una rampa desde el suelo hasta la cámara que cumple dos requisitos: los agapornis resbalan y no pueden escalarla hasta la cámara, y les obliga a situar el nido (y la puesta) dentro del angulo de visión de la cámara.

En el vídeo podeis ver la primera exploración del nidal 1.0 por parte del macho y a la hembra comenzar a acarrear ramitas al nido durante estos últimos 7 dias hasta el día de hoy en que a base de colocar ramitas han conseguido tapar casi completamente la visión de la cámara (ahora a esperar que a base de pisotear el nido hagan bajar las ramas que tapan la visión).

Ver a la hembra acarrear ramas al nido es realmente curioso: A diferencia de otras aves, los agapornis (los loros en general) utilizan tanto el pico como las patas para desplazarse trepando por las ramas de los arboles, lo que les dificulta tremendamente el transporte de material. Al no tener ninguna «extremidad» libre han ingeniado un sistema de transporte muy particular.
La hembra se desplaza hasta el arbol y allí corta ramas ú hojas (especialmente les gustan las tiras extraidas de las hojas de palmera) y las vá engarzando una a una entre las plumas de la espalda, de donde le cuelgan como si fuesen la cola de un faisan. Cuando se han enganchado 3-4 de estas cintas, vuela hasta el nido donde las vá deshilachando.

domingo, 1 de febrero de 2009 (Hace 321 dias)

Damos premios y castigos constantemente, consciente e inconscientemente; con nuestro modo de hablar y de mirar, con nuestros gestos.
Pero como no se trata de establecer un tratado de conducta, me limitaré a decir los aspectos que considero más importantes que un educador debe saber al respecto, todos los cuales se resumen en dos que vienen a ser el mismo, pero desde diferente punto de vista: Sigue leyendo…

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