El otro día nos juntamos cinco amigos que no nos veíamos desde hacía bastante tiempo: más de quince años sin ver a dos de ellos. A los otros dos los habré visto no más de una docena de veces en el mismo período de tiempo. Nos juntamos a cenar y lo pasamos en grande recordando nuestros años de instituto. Una de las historias que más gracia me hizo tiene como protagonista a la profesora de inglés llamando la atención a un compañero: «mira Javier – ella muy seria y solemne- la paciencia tiene un límite, y tú lo has sobrepasado. No vuelvas a entrar a clase hasta que no vengas acompañado de tu padre y tu madre»… y nosotros añadíamos luego: «y tu hermana, y tu tía, y tu abuelo, y tu vecino y el perro».
Pero es cierto que casi todo tiene un límite en el ámbito educativo. Sigue leyendo…