¿Todo el mundo tiene sueños?, quicir, ¿todo el mundo tiene deseos utópicos en los que se beneficia uno mismo o una comunidad de personas determinada? Ya sé que sueños al dormir tenemos casi todos. Hasta los animales irracionales, según parece. Pero me interesa la separación que muchos hacen -yo mismo a veces- entre personas realistas y personas utópicas.
Parece ser, según tengo entendido, que un ideólogo de izquierdas puede -y en muchos casos debe- ser idealista, utópico, vaya. Sin embargo el presidente de gobierno de una gran nación no puede serlo. Él debe ser realista -y en muchos casos no puede evitarlo.
Dejando un poco al margen las ironías, creo que no es tan así. Creo que los mecanismos mentales por los que una persona traza una línea divisoria entre deseo y realidad son los mismos para todas las personas. ¿De qué hablamos? Pues de que hay personas que son más ambiciosas que otras. Aclaremos cuál es el carácter de la ambición que dirige a una persona en concreto. La cual puede aludir a deseos que benefician a una comunidad o a otra; o a más o menos gente.
La ambición de Obama no es la misma que la que ha guiado y guía a los últimos candidatos republicanos, aún siendo todos muy ambiciosos. No tiene nada que ver. Él se ve a sí mismo como el primer presidente negro de los USA. Y eso es positivo, objetivamente, pues beneficia, en muchos sentidos, a una gran mayoría de personas oprimidas.
Con Obama, hoy, sin duda.
jueves, 6 de noviembre de 2008 (Hace más de 2 semanas)El taxista me ha metido por un montón de callejuelas que han desembocado en el inevitable y tan madrileño embotellamiento de tres pares de cojones. Y allí nos hemos quedado, en silencio los dos, escuchando cómo Zapatero echa abajo la nación que, con tanto sudor y tantas lágrimas, los señores de la Cope y sus antepasados pusieron en pie.
Y entonces, sin volverse, el taxista me ha dicho: “No me esperaba yo esto”.
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