Lo reconozco, tengo un morbo insano que les voy a confesar. Cuando a la ultraderecha se le «tuerce» algo, suelo darme un paseo por LibertadDigital.com para disfrutar un rato con sus retortijones de estomago. La penúltima fue cuando a Gallardón se le ocurrió oficiar la boda civil de dos maricones del PP. La verdad es que te ries un rato con tanto grito de «al traidor!!».
[youtube https://www.youtube.com/watch?v=s-V8daaJ8d8]Tanto en la vida política como en la vida cotidiana, hay básicamente dos maneras de enfrentar una oposición: retractarse con estilo ó reafirmarse en tus convicciones incluso aunque esta radicalización te lleve a mas patético de los ridículos. ¿Cuantos crios se habrán quedado sin comer a mediodia por no dar su brazo a torcer? Rabiando de hambre, sí, pero orgullosos. El orgullo, cuando es un suicidio, resulta simpático. Ahora bien, cuando tu orgullo le cuesta la vida a los demás, entonces hay que decirlo bien alto.
Acción: A la ultraderecha le vá mal en las encuestas, tanta oposición a la vida en pareja y tanto apoyar matanzas acaban pasando factura.
Reacción: Contratar a Ann Coulter. Una impresentable que aboga por retirar el voto a la mujer (« you know, women have no capacity to understand how money is earned. They have a lot of ideas on how to spend it«) y por arrasar Líbano (» Lo sé porque aún hay zonas del sur del Líbano en pie. «).
En estos casos siempre me viene a la cabeza un proverbio que me encanta: Alá te conceda el doble de lo que tú me deseas. ¿Quieres guerra? Ojala y tengas dos guerras en tu casa y te amarren a la pata de la cama.
Via meneame