A raiz de una anotacion en librodenotas, acerca de la proxima reunión de la OMC (Organizacion Mundial de Consumo) se ha desarrollado estos dias un hilo de replicas y contrareplicas entre David y un servidor, cuando menos «refrescante».

Reconozco que fuí yo el que lanzó la primera piedra, ó más correctamente el que avisó de que podía lanzarla si se pasaban por el barrio los muchachos de la OMC. Lo reconozco tengo el dedo fácil, pero es que cuando oigo/leo las siglas OMC, FMI… me dan sudores frios.

David, como buen neoliberal que se precie abogaba desde las lineas de librodenotas a favor del libre comercio, eliminacion de aranceles y otras gaitas. A lo que el menda se dió por aludido y saltó la liebre. ¿Comercio? vale, ¿libre? por favor … el club de la comedia es más a la derecha. Decir que la apertura de fronteras al comercio favorece por igual a los paises desarrollados como a los subdesarrollados es decir mucho. Es ridículo comparar la posibilidades de una bicicleta contra las de un Mercedes. Eso no es libertad, ni igualdad y la fraternidad se ha quedado en casa. Quizas valga la pena aclararlo: No eres libre cuando puedes elegir entre comprarme a mi o comprarle a nadie. No hay igualdad entre dos paises tecnologicamente a años luz.

Pero me he quedado con las ganas de colgarnos dos medallas: hemos hablado de globalizacion sin mentar la palabra globalizacion ni a los que rompen escaparates, lo que a estas alturas empieza a ser un logro.