Despues de varios meses sin siquiera arrancarlo, la semana pasada me decidí a decir adios a Windows definitivamente y sacarlo de mis discos duros. Desde que empecé a trastear con Linux, allá por el Red Hat 7, había mantenido una partición con Windows version.por.si.aca. Pero desde que me pasé a SuSE 10 este Windows estaba de más y la verdad no está el patio para desperdiciar muchos Gigas, cada foto de la nikon son 6 Mg.

Y ha sido todo terriblemente facil gracias a un pequeño truco que en cuanto me lo expllicaron ( gracias Sr. XX Terror ) puse en práctica y realmente facilitado enormemente la vida. Consiste en montar /home en una partición diferente al directorio raiz ( / ). De esta manera podemos borrar, reinstalar o cambiar de distro tantas veces como queramos, que siempre mantenemos nuestros documentos y archivos de configuración intactos.

Durante la instalación de Linux seleccionad una partición para root ( / ) (en mi caso por ejemplo: hda1) y en cualquier otra (lo ideal sería en otro disco duro) montais /home ( en mi caso hdb1 ). En adelante, ya sea por «placer», por problemas en el disco duro de arranque o porque querais probar otra distro podes borrar y formatear tranquilamente el disco 1 (hda) sin que vuestra configuración/documentos se vean alterados, ya que todas las distro de linux buscan la información personal en /home (hdb1) En la práctica esto supone que inmediatamente despues de instalar el SO desde cero, tendreis vuestros programas y escritorio tal y como lo teniais antes de la instalación.
Trasladado a Windows, sería como si formateasemos la unidad C: pero manteniendo el contenido de las carpetas Archivos de Programa, Documents and settings, Windows/system, etc.. algo teoricamente posible pero practicamente inviable.