Tiene su gracia escuchar a prensa y televisión hablando de los demonios de la piratería, los piratas malditos que no respetan ni la propiedad intelectual ni los derechos de autor o de esas hordas de inagotables chinos que con un desprecio absoluta a nuestra escala de valores pretenden engañarnos vendiéndonos por 30€ los bolsos por los que podríamos pagar 300 €. Putos chinos timadores.

Banksy

Y tiene doble gracia cuando ves que estas noticias las colocan detrás del vídeo de un grupo de adolescentes dándose de tortas o de algún graciosísimo gatito cazando moscas al vuelo ó de la grabación de la webcam de un TODOCIEN que algún chino grabó durante un terremoto o un atraco. Vídeos todos ellos grabados por los mismos que en la noticia anterior estaban llamando ladrones y escoria social, grabados, editados y subidos desinteresadamente por sus autores y con los que las cadenas dedicadas a denunciar la piratería no sólo llenan horas y más horas de telediarios, sino hasta programas enteros dedicados a entretenernos con las variopintas chorradas libres de royalties.

Y siguen teniendo su gracia porqué si con mi pirateo yo no gano un duro, ellos con el suyo ganarán millones de los que el autor y propietario de las imágenes no verá un duro, ni siquiera se le reconocerá la autoría, ni solicitada una triste autorización para publicar, ni un simple «muchas gracias».
No, más bien al contrario, el vídeo irá firmado con el logotipo del intermediario (Youtube) que es quien está realmente ganando dinero y quien además borrará tranquilamente tus vídeos cuando considere que no puede explotarlos económicamente.
¿y el autor? ¿cobrar? el autor del vídeo ya puede darse con un canto en los dientes de que no lo denuncien y le borren los vídeos de su hija bailando a Britney Spears.

Un poco más o menos pero de otra manera es lo que vendría a decir Banksy en esta carta acerca de publicidad y los publicistas y que amablemente ha traducido E.Rodera.

«Hay personas que te están tocando los cojones a diario. Irrumpen en tu vida, te agreden gratuitamente y desaparecen. Se asoman desde lo alto de los edificios y te hacen sentir insignificante. Hacen comentarios desagradables desde los laterales de los autobuses dando a entender que no eres lo suficientemente sexy o que la diversión está siempre en otro sitio. Salen en la televisión y hacen que tu novia se sienta incómoda con su cuerpo. Tienen acceso a la más sofisticada tecnología que jamás se haya inventado y la utilizan para abusar. Son “los publicistas” y se están burlando de ti.

En cambio tú tienes prohibido tocarles. Las leyes sobre marcas, propiedad intelectual y derechos de autor dicen que los publicistas pueden decir lo que quieran donde quieran con total impunidad.

Que les follen. Cualquier anuncio en un espacio público que no te da opción a verlo o no verlo te pertenece. Es tuyo. Tienes derecho a cogerlo, transformarlo y reutilizarlo. Puedes hacer lo que quieras con él. Pedir permiso para hacerlo sería como pedir permiso para quedarte una piedra con la que te acaban de dar en la cabeza.

No le debes nada a las empresas. Menos que nada; y sobre todo, no les debes ninguna gentileza. Ellos te la deben. Han rehecho el mundo para ponerse delante de tus narices. Nunca te han pedido permiso; ni se te ocurra empezar a pedírselo a ellos».

Banksy