Ante un conflicto serio de disciplina dentro del aula caben básicamente 3 alternativas:
1) Ignorar el conflicto. Lo que a la larga lo empeora.
2) Atenderlo «a la vieja usanza»: Se agarra al zagal del pescuezo y se le pegan cuatro tiros capones bien daos.
3) Seguir el procedimiento establecido en la ley. Requiere de la implicación del tutor, el equipo directivo, los padres, el consejo escolar, los Servicios Sociales del ayuntamiento e incluso la inspección educativa.
Ahora pregunto ¿quién sabe decirme cuál de los 3 es el procedimiento al que prácticamente nunca se recurre?
Luego se extrañan de que en los centros de secundaria abunde el matonismo. De qué se extrañan, si se lo enseñamos desde las aulas de primaria.
Por otro lado, ¿alguien encuentra un paralelismo entre las alternativas 1 y 2 y la estrategia antiterrorista de cierto partido de la oposición?