Es más que probable que haya quien crea que hemos llegado a una situación de deterioro tal del sistema económico en el que vivimos, que no sea posible avanzar en la lucha por los derechos humanos sin que se produzca una ruptura “revolucionaria” de los pilares que soportan este sistema.
Es fácil llegar a la conclusión de que la naturaleza humana ande aún sometida a ciertos miedos “antropológicos” y pulsiones animales que condicionan su manera de discurrir.
Lo que durante siglos, milenios, fue terror a los fenomenos naturales, atmosféricos, hoy es pánico al final de mes. Si ayer nos encomendábamos al maestro espiritual para que nos librara de la caída del rayo, hoy muchos de nuestros líderes viven pendientes del maestro economista para que nos libre de la caída de la bolsa.
Si durante siglos, milenios, la tribus aceptaban como jefe al que tenía más capacidad de almacenar y ahorrar grano, hoy nos gobierna el Banco Mundial y el FMI, porque nos han hecho creer lo mismo. El poder de los mass media de hoy, no ha existido nunca antes.
Precisamente porque ese poder no ha existido antes, formaciones como Izquierda Anticapitalista (IZAN) lo tienen muy chungo. ¿Podemos imaginar que IZAN saliera todos los días en televisión explicando así fuera una pequeña parte de sus objetivos? ¿Cómo aumentarían entonces sus expectativas electorales?
No tiene representación parlamentaria, dicen, y por tanto carecen de cuota de pantalla y radio. Bonita excusa. Así nunca nacerá ningún partido nuevo, que carezca de fondos, claro. Porque eso es lo que no tiene: dinero para invertir en cuotas de pantalla y radio. Esto es lo que marca la diferencia entre un partido con opciones electorales o sin opciones electorales, aquí y ahora, no nos engañemos. IZAN no tiene dinero para invertir en campaña, ni ganas. Por tanto la única opción es convencer a los que nos rodean de que el voto no tiene ninguna importancia. Y precisamente porque no tiene ninguna importancia, debemos dárselo al que más lo necesite, al que más se lo merezca. Así pues, debemos operar un cambio en la mentalidad, en la manera de ver nuestro voto, pasando de la percepción cuantitativa y el voto útil, a la más noble percepción cualitativa de nuestra papeleta.
Nuestro voto, insisto, no tiene importancia. Lo importante es el trabajo político diario. En ese día a día, es preferible contar con personas comprometidas con el cambio, con la transformación real de lo que nos rodea. Eso es lo que define a una persona revolucionaria, a una de las imprescindibles de las que hablaba Bertold Brech. Bueno, él hablaba de “hombres que luchan toda la vida”, olvidándose de las mujeres. IZAN no se puede olvidar de las mujeres, porque la presencia en IZAN de mujeres es muy alta, y están en los primeros puestos de las listas electorales, como no podía ser de otra manera.