El PP está que trina. Determinados actores principales del Estado Español trabajan incluso en verano, y eso no se hace, se ha dicho Trillo saliéndose por la tangente.
En el PP esperaban que el verano y ETA calmaran las aguas, y los del PP pudieran tener este tiempo para broncearse en la playa y recomponerse el maltrecho traje (es un decir) tras los escandalos que los persiguen desde hace meses.
Trillo dice que se está utilizando el aparato coactivo del Estado contra su pobre (es un decir) partido.
El aparato coactivo del Estado, dice. Pues quizá dice la verdad (y no es una afirmación mendaz). Quizá lo que está pasando es que el gobierno de ZP es tan malo, tan perverso, que está intentando lanzar una cortina de humo en forma de fiscales-que-investigan-falsos-casos-de-corrupción y policía-judicial-al-servicio-de-los-malos y periodistas-que-investigan-porque-no-hay-nada-mejor-que-hacer, para que no se hable de lo que de verdad importa, a decir de los peperos: el paro español. Si eso es así, habría que preguntarse ¿por qué Trillo se siente coaccionado?
Porque una cosa es decir que el gobierno fomenta la coacción para que se hable de lo que a ellos les interesa, o para que no se hable del paro español, y otra cosa es coaccionar para que los de Trillo se comporten de una -¿mala?- manera.
La coacción busca en el coaccionado un comportamiento determinado. Si los de Trillo se sienten coaccionados deben decir entonces “a hacer qué”. O bien los de Trillo lo están haciendo todo tan bien que el Estado Español los coacciona a que se comporten mal, en cuyo caso Trillo debería denunciar que tipo de coacción están sufriendo y para hacer qué maldad (igual es que quieren que los angelicos delincan, pobres). O bien los de Trillo lo están haciendo todo tan mal que el Estado Español y su aparato coactivo, que no se caracteriza por su independencia partidista, ha decidido que deben presionar para encauzar ciertos desmanes políticos en materia económica. Cualquiera de las dos opciones deja en mal lugar a los de Trillo. Mejor que se calle, que prepare unos michirones, que dice que le salen buenos, y que abandone “la política” de una vez, que no da una.