1.Yo creo que soy un animal racional.
Yo creo que mi racionalidad me hace entender mi parte irracional: emocional, subconsciente, visceral, innata… pero no lo puedo demostrar.
Mis yos, racional e irracional (fundamentalmente), son las piernas con las que camino por este mundo, que es a su vez racional e irracional.
2.Yo también creo en el ambidextrismo.
Creo que sería mejor, para que se me entienda, dominar los dos brazos al 50 % cada uno, que uno solo al 100 %. A grandes rasgos, el mundo actual no creo que tienda al ambidextrismo, tiende a la especialización. Creo que el uso de los diez dedos para escribir a máquina los pensamientos es mejor que el uso preciso de cinco para garabatear ideas.
3. Yo creo en la unidad de la izquierda.
Estoy convencido que llegará un día en el que solo haya un partido político de izquierdas que englobará a todas las personas que defendemos la cooperación, el bien común, el interés general, frente a los que creen que la sociedad avanza más rápido y mejor cuando existe competencia, defensa de lo privado y de los intereses particulares.
4. En definitiva, creo en el ser humano.
Creo, sinceramente, que todos somos capaces de cualquier cosa: la más noble y la más mezquina.
Creo en todo lo anterior. Y actúo en consecuencia.
Pero son creencias. ¿Cómo puedo probar que soy un animal racional? ¿En qué porcentaje lo soy? ¿En comparación con quién? Si además reivindico mi parte no racional.
¿Qué garantiza que el mundo sería mejor si enseñáramos a los críos a hacer malabares en lugar de a desarrollar solo una mano diestra? ¿Cómo de mejor?
Qué decir de la unidad de la izquierda: muchos creen que sería caótico porque es necesario distinguirnos unos de otros para que todo funcione mejor.
En fin, ¿quién sabe si el sumatorio de los vectores que dibuja nuestra sociedad apunta hacia un futuro más próspero para la mayoría o solo para unos pocos?
La ciencia tiene poco que decir sobre el sentido de mis creencias, que yo sepa. Y aún así, creo en ellas. Soy ateo, pero un hombre de mucha fé.