La semana pasada, una buena amiga tuvo que solicitar que le realizaran una interrupción voluntaria del embarazo (IVE), más comunmente llamado aborto. El feto presentaba, según parece, alguna malformación que le hacía imposible vivir.
Aunque estaba embarazada de 17 semanas, y por consiguiente dentro de los supuestos legales (es legal el aborto hasta la semana 22), tuvo que desplazarse hasta Madrid porque los hospitales la Consejería de Sanidad del Partido Popular en Murcia no cubre abortos pasada la semana 12 de embarazo: prefiere pagar a una clínica privada para que los realice. Pero no cubre los gastos de transporte y alojamiento de las pacientes, ni tiene en cuenta el desasosiego añadido que supone tenerse que desplazar a otra ciudad para someterse a una intervención quirúrgica.
Esta es solo una prueba más de la mala situación de la sanidad en Murcia, en general, y muy en particular en Cartagena, en comparación con la que disfrutan en otras comunidades. Esta situación, que se caracteriza a grandes rasgos por ser insuficiente en la cantidad y calidad de los servicios y especialidades, se agrava cada verano con el turismo: las Urgencias se colapsan; las plantas los pasillos del único hospital general de Cartagena se saturan de camas; las colas en los consultorios de atención primaria crecen; la atención especializada se ralentiza hasta el hastío… Pregunten a quien quieran.
Hay en determinadas especialidades y consultas un panorama que daría risa si no fuera dramático. Yo lo he vivido de cerca, desde fuera, como paciente y familiar, y desde dentro porque trabajé bastantes meses, en verano y navidad, haciendo sustituciones de auxiliares administrativos. Si no se hunde el sistema y se va por el sumidero es por la excelente labor de muchos de sus profesionales (médicos, ATS, celadores, etc), pero no de todos.
El nuevo hospital de Cartagena en construcción, cuya necesidad es evidente desde hace lustros, debería entrar en funcionamiento este año, y no estoy seguro de que vaya a ser así. Recen los que sepan porque no suceda ninguna catástrofe este verano en las playas de Cartagena. El día que pase algo, saldremos en las noticias… pero nuestros políticos dirán que el culpable es el buen tiempo, que hace que nuestra población se desorbite…
¿Quién se beneficia? Sin duda las clínicas privadas. ¿En manos de quién estarán…?