Zone of proximal development

Desde hace mucho me siento atraído por la parte política de la naturaleza humana. La que hace que nos sintamos más o menos inclinados a interesarnos por lo que sucede a nuestro alrededor y, también, nos lleva a solidarizarnos, o no, con diferentes luchas o causas (más o menos perdidas).
De esa parte de nuestro yo, individual y social, no podemos renegar sin que se resienta, individual y socialmente. Ese resentimiento se traduce en diferentes dolencias: unas tienen que ver con problemas psicológicos (del individuo) y otros con problemas sociológicos (del colectivo al que pertenecemos).
Para evitar estos trastornos, creo que es necesario emplear diferentes herramientas pedagógicas. De una de ellas quiero hablar:
Vygotsky, psicólogo soviético -a la sazón- del que ya he hablado aquí, acuñó el término Zona de Desarrollo Próximo (ZDP).
Él decía que esa ZDP supone un área de conocimiento a la que el individuo por sí solo no es capaz de llegar -o le cuesta un esfuerzo enorme-, pero que gracias al trabajo con ciertos materiales (didácticos, educativos…) o con otros individuos (padres, educadores, compañeros de juegos, etc) le resulta más fácil acceder. Y así, decía Vygotsky, a más interacción social, más y mejores aprendizajes.
A modo de sencillo ejemplo diré que igual que una niña pequeña aprende a sumar fácilmente si se le explica el proceso a seguir de contar un grupo de objetos a contar dos (uno tras otro), los colectivos humanos somos capaces de aprender que la unión de dos colectivos hace la fuerza.
Son aprendizajes a los que cualquier persona, o colectivo, puede llegar por sí misma, pero es más fácil que ese aprendizaje se dé cuando contamos con líderes políticos con la suficiente capacidad pedagógica.
Siguiendo con el ejemplo, a lo más que llegan muchos es a contar por nosotros, no a enseñarnos a contar, para que siempre tengamos necesidad de ellos. Por eso, y porque el que parte y reparte se lleva la mejor parte. Y si no que se lo pregunten a Zaplana, el ser más antipedagógico por antonomasia: no sólo no nos enseña a pensar al darnos siempre la verdad su verdad absoluta al hablar, ni mostrándonos diferentes ZDP’s, no. Además se presenta como el típico político que solo quiere medrar, enriquecerse y ser famoso. Es por culpa de este tipo de individuos por los que la clase política es valorada tan mal. Y ahí siguen.