Cuántas veces hemos oído lo de “tienes que mentalizarte de que talytal”. “Mentalízate, eso no hay quien lo cambie…” Y otras por el estilo. Pero, ¿en qué consiste la mentalización?
La mentalización no es otra cosa que pensar sobre un asunto intentando abordarlo desde cuantos más puntos de vista diferentes, mejor. Es muy útil la mentalización cuando pretendes realizar una tarea que se presupone complicada a priori.
La mentalización es un ejercicio sano y necesario. Sano, porque te ayuda a desarrollar tu creatividad, al enfocar un problema desde puntos de vista que podrían parecer sin sentido al primer vistazo. Y necesario, sobre todo, para todas aquellas personas que, como la inmensa mayoría, siempre tenemos más de una cosa interesante que hacer y nos cuesta romper la rutina.
Para no extenderme más, iré al grano. Estos son algunos puntos a tener en cuenta a la hora de abordar con éxito una tarea, a la hora de mentalizarse:
1) Sintetiza al máximo la idea objetivo de lo que quieres hacer o conseguir. Ni qué decir tiene que la tarea debe de tener alguna complejidad (por ejemplo: estudiar unas oposiciones).
2) Márcate un tiempo más que prudencial para comenzar a abordar el problema. Es fundamental que el tiempo no estrese una correcta mentalización.
3) Enumera, así sea mentalmente, cuantas más ventajas e inconvenientes de desarrollar la idea objetivo, mejor.
Este es el apartado más difícil de completar correctamente, porque no podemos quedarnos en la superficie de las ventajas e inconvenientes, en lo que piensa todo el mundo en los primeros 5 minutos. Hay que profundizar un poco. Echarle imaginación y creatividad.
4) Finalmente, toca la reflexión profunda y relajada: échate a dormir pensando en la idea objetivo. Si por la mañana no sacas nada en claro, repite la operación. Al poco tiempo estarás perfectamente mentalizado de lo que quieres hacer, y en disposición de hacerlo.
Voy a ver si me aplico el método…