niños en la escuela

¿Qué es mejor en la educación de un niño o niña, estar rodeado de niños y niñas de su edad o formar parte de la selecta minoría de niños y niñas que son educados solos, por sus progenitores o por unos tutores encargados de su educación?

Actualmente no hay muchos padres y madres que piensen que lo mejor para sus poyuelos es ser educados, aislados, por un tutor particular. Incluso los que tienen muuucho dinero creen que es mejor que sus hijas e hijos asistan a la escuela junto a otros niños y niñas. Eso sí, garantizando que a esa escuela solo puedan asistir niños de familias bien. Dicen que es porque en la escuela pública normal los niños pierden mucho el tiempo y no se aprovechan a fondo sus potencialidades. Esto debido, mayormente, porque al llegar a nuestras escuelas tanto africano, sudamericano, asiático, etc, el nivel baja mucho (sic).

Yo les diría que la educación tiene sentido cuando forma parte de la sociedad en la que viven: a sociedad plural, aula plural. Curiosamente los que dicen que quieren evitar a sus hijos el que formen parte del gueto en el que se están convirtiendo muchas escuelas públicas, no se dan cuenta de que los auténticos guetos se están conformando en esas escuelas privadas, al margen de la riqueza de culturas y costumbres que están aprendiendo a coexistir fuera de ellas, en las nuestras.

Es mentira que la única solución para conseguir una escuela de calidad sea evitar la normalización por la que niños con necesidades educativas especiales asisten a clase con el resto de niños y niñas de sus edad. Este tipo de educación es más justa por también se ciñe mejor a la realidad que nos rodea. Además, la segregación de esos niños en centros de educación especial, cuando es innecesaria (los casos extremos), no solo es moralmente perversa, es que no arregla el problema de fondo, al que parece que nadie quiere mirar: la ratio de alumno por aula sigue siendo muy elevada.

No es fácil para nadie permanecer en una habitación con 15 o 20 niños (la ratio actual es 25) intentando hacerles amar el conocimiento o simplemente que no se aburran y pasen un buen rato. Imaginemos qué pasaría si la atención que otros profesionales dispensan al público en general fuera como la que los maestros y maestras damos a nuestros alumnos:

En la consulta del médico (sala de espera con 25 pacientes):
– A ver, los que tengan dolor de cabeza que levanten la mano… muy bien, os vais a tomar estas pastillas… silencio, por favor… y luego este jarabe… A alguien le duele el oído… silencio por favor… A ALGUIEN LE DUELE EL OÍDO…

No, no es que yo defienda los postulados de una educación clínica. Yo solo digo que si queremos que, de verdad, la sociedad mejore en profundidad, debemos hacer lo propio con la escuela. Reducir la ratio sigue siendo prioritario.