Si yo fuese Jose Mari Aznar estaría muy preocupado, y despues de oir a Ana Botella hoy en TV hablando de matrimonios entre manzanas y peras, estaria acojonado.

Creo que estaremos todos de acuerdo, en que lo que tenga una persona entre las piernas no interfiere en su caracter ó personalidad. Entre las personas que me rodean, por poner un ejemplo cercano, encuentro muchas y variadas personalidades, pero en ningun caso lo que les cuelga ó les deja de colgar en la entrepierna es definitorio. En base a esto, estoy en condiciones de asegurar que la tolerancia, la simpatía, la inteligencia ó la mala uva no está adscrito ni es exclusiva de uno de estos dos grupos. Descartadas estas diferencias solo nos quedas las diferencias físicas, y la más evidente (sino la única) es la presencia/ausencia de polla. Por lo tanto, calificar como innatural el matrimonio entre homosexuales equivaldría a decir que la validez del matrimonio viene dado por la presencia/ausencia de una ó más pollas en el contrato. No entiendo la obsesión que tiene Ana Botella y los obispos con lo que la gente tiene entre las piernas en el momento de casarse.

– ¿Dejará de tener validez el matrimonio si por accidente el marido pierde (que dolor!) su aparato identificador de personalidad?
– ¿Está relacionado el tamaño del miembro con la solidez del contrato matrimonial?
– ¿Será acusado de falsedad documental quien acuda al juzgado con relleno en los pantalones?